CULPA



En todos los cuentos de princesas hay un dragón, el de esta historia no tardó en aparecer y se llamaba Culpa.

-No es un sueño, decía el Príncipe de las Nubes.

-Ya verás como me voy a despertar en mi cama de siempre..., pensó en alto la Princesa Flipada.

No es un sueño, tampoco una pesadilla, sugirió el narrador que en esta ocasión estaba Presente.

-¿No somos dueños de nuestro destino? No. Así de fácil.

-¿Y de nuestros actos?

-Somos instrumentos de una mano que mueve los hilos de nuestras vidas.

-Confía, confía. Todo es perfecto. Todo está sucediendo como estaba previsto.

-Pero ¿Quién escribió esta historia? ¿Tú o yo?

-No lo sé, se parecen tanto nuestras historias que se confunden...

-Las cosas no se hacen así, de esta manera, dijo el de las Nubes con preocupación.

-¿Quién lo dice?, contestó Flipada. ¿Acaso conoces ya el final del cuento?

-Bueno, no sé, algo me adelantaron...

-Pues si tienes más información, deberías compartirla, a lo mejor podemos adaptar la historia a nuestro antojo, si no nos gusta.

-Igual es tarde ya. Tengo Miedo.

-Normal, yo también.

Fue entonces, cuando apareció el dragón con su lengua de fuego, para asustar a los “inocentes” protagonistas.

-Joder, Culpa, ya estás aquí.

-Sí, siempre aparezco para sorprenderos, gritó el dragón, dejando a su paso un rastro de cenizas.

El Príncipe de las Nubes sacó pecho y se enfrentó al monstruo.

-La culpa es mía, le espetó.

-Ja,ja,ja, ¡Qué influencia tengo sobre vosotros! Navegais tan tranquilos por los arrecifes y os olvidais de arriar la vela llamada Precaución, escupió el dragón hiriendo al Príncipe.

La Princesa Flipada se armó de valor al sentir que su Amor estaba en peligro. Se puso entre ellos dos para proteger al de las Nubes.

-Culpa ven a mí, métete con alguien de tu tamaño.

El dragón relamiéndose de gusto se dirigió a ella. Flipada entonces, sacó su lanza hecha de Responsabilidad y se la clavó al dragón soltándole, con la fuerza atronadora de su voz, el conjuro mágico que una bruja le habia recetado.

-REMEDIO.


Culpa se esfumó.

Después ella se volvió hacia el Príncipe y le dijo con Calma:

-Tranquilo, ya pasó todo.


Pero eso, amigos, es otra historia.

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